Cancún.- En primera plana en su edición de hoy lunes, el periódico estadounidense The Wall Street Journal publicó hoy un reportaje sobre la violencia generada en los destinos turísticos de Quintana Roo, a causa de la venta de droga y la extorsión de locales.
La publicación, escrita por José de Córdoba y David Luhnov, incluye ejemplos de ataques armados como el del bar “La Malquerida” en Tulum, en el que falleció Anjani Ryot, residente de California y “vlogger” de viajes, con más de 50 mil seguidores en Instagram. También menciona la ejecución del gerente del club de playa “Mamita’s”, el asesinato de dos canadienses en el hotel Xcaret y hasta el hallazgo de huesos humanos en una playa de la Zona Hotelera de Cancún.
Estos incidentes, indican, derivan a menudo de enfrentamientos entre grupos rivales por control de la venta de drogas, o bien como parte de su esquema de extorsión a locales. Entre las personas entrevistadas, David Ortiz Mena, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, señala que Quintana Roo debe tener cuidado con la clase de turismo que atrae, pues históricamente ha fomentado un público que busca drogas. “Y los vendedores de drogas no se van cuando la fiesta acaba y los turistas regresan”.
En efecto, la publicación indica que un sondeo gubernamental halló que el 70% de los visitantes adultos vinieron en parte por alcohol, sexo o drogas, lo que contrasta con Yucatán, cuyas ciudades coloniales y vestigios arqueológicos atrae a turistas en busca de cultura y no fiestas electrónicas.
Tulum se ha vuelto en un centro para este tipo de eventos multitudinarios, que duran más de una semana y congregan a miles de viajeros. Tan solo uno de estos “raves” le generan millones de dólares a los cárteles, que “se vuelven más poderosos que los gobiernos locales”.
Mientras la tasa de homicidios es el quíntuple que el de Estados Unidos y las muertes superan las de Italia y España juntas, consierges de hoteles incluyen entre sus amenidades un listado de precios de distintas drogas de diseñador incluido el “tucubi”, anfetamina de moda con efectos alucinógenos.
El reportaje destaca los esfuerzos de la actual administración estatal de Carlos Joaquín González para fortalecer la infraestructura de Seguridad Pública, que apenas contaba con 120 agentes, 15 patrullas y 20 chalecos antibalas, incrementado a mil 500 uniformados y 2 mil 500 cámaras. Igualmente, señala que los asesinos de Anjani Ryot, en el bar La Malquerida, fueron seguidos con drones y capturados en un domicilio cercano.
Mencionados entre los esfuerzos, está la actual operación de “rescate” de playas, y la instalación de 500 cámaras y 200 nuevas patrullas por parte de Lili Campos, presidente municipal de Solidaridad. Todo para evitar que estos destinos caribeños sigan los pasos de Acapulco.
Sin embargo, el reportaje termina con un duro contraste, mientras el gobernador asegura en entrevista que Quintana Roo no será un nuevo Acapulco, pues tiene suficientes recursos y conciencia del problema, se añade el pregoneo de un vendedor ambulante, quien le susurra a turistas “oye, amigo, ¿quieres hierba, coca o éxtasis?”.